martes, 23 de agosto de 2011

El Gobierno, ante el dilema del dólar y la fuga de capitales


Artículo escrito por Fernando Laborda, en La Nación. Seguramente algunos simpatizantes del gobierno dirán que "La Nación Miente" o que son golpistas o que no aceptan que Cristina haya tenido el 50% o cualquier otro comentario.

Hace años que este tema está puesto en el tapete. Simplemente los K están demorando una muerte anunciada y van a redoblar la apuesta, después de octubre.

No me crea. Preste atención a las medidas económicas que el gobierno tomará. Eso será una señal clara hacia donde iremos.

Cristina Fernández de Kirchner se impuso por una abrumadora ventaja en las primarias abiertas y casi no hay dudas de que su triunfo es un dato irreversible de aquí al 23 de octubre. Sin embargo, las certezas electorales no despejaron las dudas de los mercados y, en la semana posterior a los comicios en los que la Presidenta cosechó más del 50 por ciento de adhesiones, la fuga de capitales no se detuvo.

El Gobierno intenta convencer al mundo de que la Argentina está "blindada" frente a los vaivenes internacionales. También esgrime que la economía exhibe mayor solidez que nunca y que, a diferencia de los Estados Unidos y de buena parte de los países europeos, nuestra deuda pública, en términos de porcentaje del producto bruto, es más que llevadera.

El Gobierno intenta convencer al mundo de que la Argentina está "blindada" frente a los vaivenes internacionales

Desde la Secretaría de Hacienda, se anunció que, a lo largo del primer semestre de este año, el superávit fiscal primario del Estado nacional fue de 1800 millones de pesos mensuales en promedio.

Pero, de acuerdo con un reciente trabajo del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), cuando a ese superávit primario se le resta el pago de intereses de deuda pública, el Estado pasa a tener un déficit mensual de 360 millones de pesos en promedio. Si, adicionalmente, se descuentan las transferencias de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), el desequilibrio aumenta a 1900 millones de pesos mensuales. Y, finalmente, si a ese resultado se le restan las transferencias del Banco Central y de otros organismos, el déficit fiscal llega a un promedio de 2700 millones de pesos por mes.

Estos datos arrojan una proyección de un déficit fiscal acumulado para todo 2011 del orden de los 33 mil millones de pesos. La conclusión es que la aparente solidez fiscal de la que habla el gobierno nacional sólo surge de contabilizar como ingresos normales del Estado los excedentes del sistema provisional y la rentabilidad de sus ahorros, al igual que las reservas del Banco Central.

Un agravante de este cuadro es que la contabilidad estatal no toma en cuenta una serie de pasivos, como los aproximadamente 300 mil juicios previsionales con sentencias firmes, cuya ejecución es demorada por la Anses. Se trata de un número que se incrementará diariamente, dado que se estima que hay unas 470.000 demandas por actualización de haberes jubilatorios en la Justicia.

¿Por qué huyen los capitales de la Argentina? Precisamente, porque en un país aislado del mundo y de la posibilidad del crédito internacional, existen dudas sobre la manera en que, en adelante, el Estado nacional hará frente al financiamiento de sus gastos.

En el imaginario de no pocos inversores, existe la creencia de que, así como el gobierno kirchnerista manoteó los fondos de las AFJP, en su momento, y utiliza recursos de la Anses y del Banco Central para financiar su déficit, más adelante podría recurrir a nuevas cajas, como los depósitos bancarios, o a estatizar el comercio exterior.

Si bien públicamente distintos funcionarios han minimizado el problema de la fuga de capitales, el tema preocupa al Poder Ejecutivo Nacional

Se suma a esos temores la percepción de muchos inversores de que hay cierto atraso cambiario que le resta competitividad a la economía argentina, lo cual está acelerando la compra de dólares en el mercado marginal y la fuga de capitales.

Algunos economistas, como el ex titular del Banco Central Rodolfo Rossi, sugieren que una salida para la fuga de capitales es elevar las tasas de interés, que hoy son negativas en términos de inflación real. Esta receta ortodoxa también podría aplicarse para morigerar la inflación, a través de una moderada restricción del consumo. Claro que esto podría poner fin a la fiesta del consumo en la que basa buena parte de su éxito el kirchnerismo.

Otros economistas, como el presidente del Banco Ciudad, Federico Sturzenegger, sostienen que la única solución es bajar drásticamente la inflación, reduciendo la creación de dinero. Para Sturzenegger, es cierto que hay atraso cambiario, pero si se decidiera que el dólar acompañe a la inflación, el público que tiene depositados sus ahorros en las entidades bancarias exigiría una tasa de interés equivalente como mínimo a la inflación.

Si bien públicamente distintos funcionarios han minimizado el problema de la fuga de capitales, el tema preocupa al Poder Ejecutivo Nacional. Por el momento, sin embargo, nadie atina a dar otra respuesta que no pase por la cronoterapia, esto es, la terapia de que el tiempo lo cura todo

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