domingo, 2 de mayo de 2010

2 de mayo


Me encontraba navegando en el destructor Hércules, cuando nos informaron que había llegado un mensaje en donde comunicaban que el Crucero Belgrano había sido hundido y no había información sobre sobrevivientes.

Era el 2 de mayo de 1982.

A todos los que estábamos a bordo nos corrió la misma sensación de frío por la espalda y unestado de vacío muy difícil de describir. Muchos amigo y camaradas estaban en el viejo crucero y no sabíamos nada.

Era imposible seguir la rutina de a bordo. El segundo comandante, en un ataque de ira y bronca juntó los escudos ingleses que adornaban el pasillo de oficiales y los arrojó por la borda. Un símbolo de lo que todos sentíamos en ese momento.

Poco tiempo después comenzaron a llegar nuevos mensajes con los nombres de los rescatados. La búsqueda de nombres conocidos resultó ser una tarea agotadora y llena de tristeza. La incertidumbre era cada vez mayor a medida que algunos no aparecían. Aunque la esperanza es lo último que se pierde, sabía que la supervivencia en el agua y en las balsas, con las condiciones climáticas imperantes eran inversamente proporcionales al tiempo de permanencia en la zona. Los submarinos ingleses todavía debían andar por ahí y eso complicaba las tareas de búsqueda y rescate.

Recién pasados unos días, pudimos conocer el listado de bajas. Con el transcurso del tiempo, tambén pude enterarme por boca de algunos protagonistas directos de lo que habían vivido y cómo habían podido sobrellevar semejante golpe.

Por eso, cada 2 de mayo, recuerdo con orgullo a todos aquellos que formaron parte de su tripulación.

Son parte de una cicatriz que tengo en mi alma.

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