viernes, 13 de marzo de 2009

Golpear las manos


Quedé impactado con las imágenes del sepelio del policía asesinado del subteniente Martinez.
Hace algunos años atrás, matar un policía era romper un código no escrito entre la delincuencia. Hoy, forma parte de un objetivo. Total, al asesino no le pasa nada.
Pero vi algo que hoy refleja Clarín, que es la caravana de policías a pié, encabezado por su jefe principal, haciendo sonar las sirenas y bocinas acompañado de aplausos. Diría que más que aplausos, golpear las manos.
Los orientales cuando ingresan a un templo, aplauden para, según me comentaron sus protagonistas, despertar a su dios y avisarle que está presente. Esas palmadas de los policías me hicieron pensar en mi visita al templo y lo asocié con el despertar de los políticos. A la miseria del sueldo, la falta de equipamiento y apoyo, desprotección, le sumamos los asesinatos indiscriminados y sin sentido, me pregunto, que otra cosa pueden hacer hoy, los policías, que golpear sus manos para hacerse escuchar.
La sociedad reclama, los que tienen que hacer cumplir la ley también. La clase política y judicial ¿qué están esperando?

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