martes, 3 de febrero de 2009

Triste realidad


"...Néstor ha cometido el grueso error de todos los intervencionistas y estatistas con aspiraciones autocráticas: pretender que él es superior al resto de los habitantes del país y que, por tanto, puede saber qué hay que producir, a qué precios se debe vender y qué calidades hay que entregarle al mercado. Ha creído que Dios le otorgó el don de poder definir con precisión cuál debe ser el tipo de cambio, la tasa de interés y qué se puede exportar y qué no. Es decir, considera que la economía puede manejarse mediante el terror del Estado que vigila a la gente para que cumpla con exactitud los deseos del amo que ha sido bendecido por la inspiración divina. Y que quien no los acepte recibirá el castigo merecido por no subordinarse a las órdenes del monarca. Es fácil imaginar que en un país con este sistema de gobierno nadie tiene ganas de invertir y la capacidad de innovación queda anulada por el temor que genera la Santa Inquisición que ejerce la Secretaría de Comercio."

La triste realidad que algunos funcionarios dicen que no ven.

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