lunes, 5 de enero de 2009

¿Jugamos a los soldaditos?

Parece que se pusieron de acuerdo o tal vez, en función del artículo que le mandaron a pedir a Jaunarena, La Nación publicó una editorial sobre el tema militar. El domingo La Nueva Provincia también atacó con lo mismo.
¿De qué nos sorprendemos? Las Fuerzas Armadas y de Seguridad vienen siendo castigadas de todas las maneras posibles: presupuestariamente, políticamente y moralmente.

No hay dinero suficiente para que puedan operar en forma normal, por lo tanto se degrada la instrucción y capacitación de la gente, en todos los niveles. Eso significa tiempo. Es decir que si el día de mañana las Fuerzas recibieran todo el dinero que necesitan, requerirán muchos años para alcanzar un nivel operativo decente.

Desde el punto de vista político, nadie les da bola. No existen. Ni siquiera para desfilar el 25 de mayo o el 9 de julio. Son peor que un felpudo.

En el aspecto moral, todo el mundo está metido en la misma bolsa. Los discursos políticos se encargan de relacionar los Derechos Humanos y los juicios contral los antiguos jefes con la gente que hoy conforma esas fuerzas, muchos de los cuales ni siquieran habían nacido en la década de los ´70. Los bajos salarios y ser la escupidera política, no brindan un buen clima para atraer a nadie.

Todo tiene solución. En algún punto es dinero, en otro tiempo, pero lo más importante es la decisión política de revertir una situación que viene desmoronándose desde que Alfonsín asumió como presidente. Habría que preguntarse ¿para qué queremos unas fuerzas así? Si es solamente para bastardearlas, me parece que son un poco caras.

Tal vez si Perón viviera podría hoy cumplir con su histórica frase "a la Marina la corro con los bomberos"

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